viernes, 24 de julio de 2009

GIBRALTAR ESPAÑOL Y LOS ESPAÑOLES DE PACOTILLA

El Partido Popular clama su españolidad a los cuatro vientos, sin embargo, si rascamos un poco, nos damos cuenta de que este patriotismo es de hojalata, y no solamente falso, sino también antiespañol. Esto es así porque este partido político continuamente dice y hace cosas que perjudican realmente a España y a las personas que aquí vivimos. Desde 1713 Gibraltar está bajo soberanía británica, ya que el primer Borbón cedió estos 6 km2 como contraprestación a que la Corona Británica le aceptase como rey de España (Gran Bretaña apoyaba a Carlos de Austria). Todo esto ocurría tras una guerra civil española, llamada de Sucesión, en la que las distintas potencias europeas apoyaban a su candidato favorito. Hace de eso 300 años ya. Lo que quiere decir que el peñón lleva más tiempo siendo británico que español. La cuestión es que en política se tiene que ser coherente y responsable. A los que reivindican ‘Gibraltar español’, hay que aclararles que la única forma para que así sea es declarando la guerra a Gran Bretaña, y meter los tanques y la infantería por el Monte Calpe. Lo que no resulta nada factible ni apropiado. Y por otro lado, hay que tener en cuenta que la población de Gibraltar no es española. La situación de fondo es otra: cómo gestionamos esta realidad (que responde a como se ha desarrollado la historia, del mismo modo que Andorra o San Marino son estados soberanos, o Ceuta es una ciudad española) que afecta a toda una comarca, como es el Campo de Gibraltar. Por lo tanto, un buen partido político español es aquel que se preocupa para que los habitantes de su país vayan teniendo una vida más próspera y cómoda. Y que yo sepa Algeciras, La Línea, San Roque, Castellar, Jimena, Los Barrios y Tarifa son ciudades españolas, a las que les afecta directamente las políticas que el gobierno central disponga respecto al territorio británico de ultramar. En la zona del Campo de Gibraltar lo que se necesita es cooperación, y eso lo saben bien sus habitantes, porque guste o no, compartimos la Bahía, y lo que ocurre en la Bahía nos afecta a todos. Hay que firmar acuerdos medioambientales, para que cuando haya algún vertido en esta zona tan industrial podamos trabajar juntos, habría que facilitar el transporte ya que son muchos españoles los que trabajan en Gibraltar y cruzan diariamente la frontera. También son muchos los llanitos que tienen segundas viviendas en la costa, y muy numerosas también las familias que están repartidas entre ambos lados de la verja. El Campo de Gibraltar es una realidad con Gibraltar incluida. Y voy más lejos aún. Creo que Gibraltar podría integrase en la mancomunidad de municipios de la comarca, y a cambio de pagar su correspondiente cuota, le llegaría agua corriente y otros servicios. Se trata de cohesionar la zona, y desde el punto de vista español, hacer la vida más fácil a los españoles que vivimos a este lado de la verja. Ahora bien, hay que preocuparse y trabajar diplomáticamente para que Gibraltar no sea un paraíso fiscal, para que los submarinos nucleares no pongan en riesgo la zona, para que no existan gasolineras flotantes, para que no se blanquee el dinero negro, y un montón de cosas más en lugar de perder el tiempo en discutir qué país coloca su bandera en el peñón. Siendo además una causa perdida para España sine die. A pesar de todo, este falso españolismo del ‘Gibraltar español” resulta muy cómico, así que les voy a dar otra idea de reivindicación territorial: El Rosellón. Este territorio al norte de Cataluña (también conocido como Cataluña Norte), cuya capital es Perpiñán, perteneció a la Corona Española (y de Aragón previamente) desde la edad media. Tras la firma del Tratado de Paz de Westfalia, pasó a Francia poniendo fin al conflicto entre los dos países. El caso es similar al de Gibraltar, como pueden ver. Quizás veamos mañana o pasado en la tele a Javier Arenas con Vidal Quadras en La Jonquera abrazados al grito de ‘¡Rosellón Español!’. Alfonso Cortés González, profesor de Comunicación Política y Publicidad en la Universidad de Málaga

1 comentario: